Hemos escuchado el cuento de la castañera y la canción, pero lo mejor, han sido nuestras súper castañas...¿a que son bonitas?
OS DEJAMOS TAMBIÉN EL CUENTO POR SI SE LO QUERÉIS VOLVER A CONTAR A LOS PEQUES.
Una vez había una anciana que vivía en una casita en medio del bosque. Hacía muchos años que en otoño hacía de castañera, a pesar de la edad tenía las piernas muy fuertes gracias a que paseaba por la montaña pero ya era un poco corta de vista.
En otoño llevaba siempre una falda muy larga que le llegaba hasta los pies, un pañuelo en la cabeza y un cesto en la mano. Cuando llegaba el tiempo del otoño, por la mañana antes de salir el sol, la castañera iba por el bosque a recoger castañas para después poder venderlas tostadas en la parada del pueblo.
Aquella noche había llovido y todavía estaba oscuro cuando la castañera llegó al bosque. ¡Qué sorpresa! Estaba lleno de castañas, había muchas, muchísimas castañas. La castañera estuvo muy contenta y empezó a cosechar las castañas y a llenar la cesta. Cuando tuvo la cesta bien llena, se fue al pueblo, allí donde tenía su puesto. Encendió el fuego de la tostadora para poder tostarlas y venderlas bien calientes. Cuando ya tenía el fuego a punto cogió la cesta y... ¡Qué sorpresa! Incrédula encontró la cesta completamente vacía, todas las castañas habían desaparecido. Parecía como si las castañas hubieran huido a oír el calor del tostador.
La castañera asustada empezó a buscar las castañas por todas partes e iba gritando:
- Castañas, ¿dónde estáis? Castañas, ¿dónde os habéis ido?, ¿dónde os habéis escondido?
Pero no encontró a sus castañas por ninguna parte.
De repente se puso a llover, unas gotas grandes caían con fuerza en el suelo y hacían grandes salpicaduras. La castañera se refugió en su puesto del mercado. Y en medio de ese aguacero la castañera vio pasar ante los ojos una castaña que caminaba.
Con gran sorpresa se preguntó cómo podía ser que esa castaña caminara, ¡si las castañas no caminan! Más allá vio a otra castaña que paseaba lentamente bajo la lluvia. Entonces fue cuando vio que aquellas castañas que caminaban tenían cuernos... Y en ese mismo instante se dio cuenta de su error, en lugar de castañas había cogido caracoles. Estaban todos los caracoles de la cesta paseando por allí, los había por todas partes: por el suelo, en su casita, en su silla, ...
Entonces la vieja castañera pensó que debería volver al bosque a cosechar castañas para poder venderlas.
Marchó hacia el bosque con su cesta vacía y cuando llegó pensó que debido a su mala vista más valdría que para no equivocarse cantara la canción del "Caracol col col saca tus cuernos al sol" y así se aseguraba que los caracoles sacarían los cuernos y ella sólo cogería las castañas.
Así lo hizo, cogió la cesta de castañas y resoplando volvió corriendo al pueblo.
Y todos tranquilos que todavía estará a tiempo de tostarlas y venderlas todas bien calentitas rodeadas con esos fantásticos cucuruchos de papel de periódico.